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Frenar a fondo no es seguro bajo la lluvia


La intensidad de la lluvia no se puede controlar, pero sí la forma cómo se maneja bajo esta condición climática. Mantener el pie presionando el freno o hacerlo con los pedales a fondo son malos hábitos que produce un desgaste rápido de los frenos, en el primer caso, o perder el control del auto, en el segundo. Cabe señalar que en época de lluvia, los accidentes de tránsito se incrementan en un 27% . Según Juan Zapata, secretario metropolitano de Seguridad; este es un promedio basado en estadísticas oficiales.


Por lo general, cuando un vehículo se desliza en lluvia la gente tiende a “clavarse en el freno”, sostiene Jorge Bustos, ingeniero mecánico. Esto ocasiona que las llantas se bloqueen y, a la vez, que la eficiencia del frenado disminuya. Una llanta bloqueada frena menos que una que está girando. Por eso, debe hacerlo suavemente o dando pulsos. Si el auto va a mayor velocidad, detener el carro en la lluvia es riesgoso, porque la tracción entre el neumático y el asfalto es menor.


Por ejemplo, si se transita a 60 kilómetros por hora (km/h), en seco, el vehículo se detendrá en 45 metros (m). Con lluvia, a esta misma velocidad, se detendrá a 55m. Así lo explica Jesús Gómez, asesor técnico de educación y seguridad vial de Aneta. Él dice que estos valores se calculan, en asfalto mojado, basados en los parámetros de un vehículo en buen estado: que los neumáticos y frenos estén en óptimas condiciones, de lo contrario, tardaría más en detenerse. Bajo estas condiciones, se debe recordar que pueden existir irregularidades en la vía. Es por eso que, en el caso de transitar por vías perimetrales o carreteras, donde el máximo de velocidad está entre 90 y 100km/h, se recomienda no sobrepasar los 70km/h o, incluso, los 50km/h, en caso de fuertes lluvias.


Si va a transitar en la ciudad, debería permanecer entre 30km/h y 40km/h. Con la velocidad adecuada podrá prevenir el deslizamiento sobre el agua, también conocido como hidroplaneo o acuaplaneo.

Al caer en un charco, también se puede producir este fenómeno. Si no lo vio, no utilice el freno porque perderá el control del vehículo. Es importante que sostenga firmemente y con ambas manos el volante para mantener la dirección, aconseja Piero Cozzaglio, piloto de automovilismo y kartismo. Si entró a gran velocidad en el charco, debe lograr que el automóvil pueda obtener la tracción necesaria para salir. Según Cozzaglio, si el vehículo es automático no se debe abusar del freno, ya que no tiene la facilidad de los cambios manuales que permiten reducir la velocidad.


Mantener doble distancia con el vehículo de adelante es otro punto que debe tener en cuenta: deje que el vehículo de adelante se aleje entre cuatro y seis segundos. Si el vehículo de atrás está muy pegado, es preferible que lo deje pasar. En vías con dos o más carriles se recomienda que transite por la derecha y utilice la izquierda solo para rebasar. En la eficacia del frenado influyen las condiciones de los neumáticos. Las llantas deben tener un mínimo de labrado, que se desgasta con el uso. Las ranuras permiten evacuar el agua que pasa por debajo, mientras menos labrado tenga la llanta, se agarrará menos al asfalto mojado. Gómez explica que la profundidad de labrado debería ser 3,2 milímetros porque en estas condiciones climáticas ya no evacuaría el agua de los neumáticos. El reglamento establece un mínimo de 1,6 milímetros, en lluvia. En cuanto a la presión, debe respetar lo que diga cada fabricante. Si está muy inflada va a tener problemas para maniobrar y si está muy baja, es posible que pierda adherencia. Bustos recomienda estar atentos al manejar bajo lluvia y sugiere que, como en otros países, los cursos de manejo deberían contar con clases prácticas en lluvia, lo que podría preparar más a los conductores.


El mantenimiento de vías y su vigilancia está contemplado en el plan lluvias del Municipio del Distrito Quito.


‘Chequeos dos veces por año’


Andrés Castillo Dir. de la Fac. de Mecánica Automotriz de la U. Internacional ​ En época de lluvia es más fácil que se produzcan accidentes en las vías porque la calzada es más resbalosa y el vehículo pierde adherencia con el asfalto. Las personas tienen que aprender a controlar su vehículo y, para esto, la solución es manejar más despacio, tanto dentro de la ciudad como en la carretera. El exceso de confianza de los conductores es el principal problema. Al salir a las calles y avenidas, piensan que es lo mismo conducir sobre asfalto seco, que en mojado y no toman las precauciones necesarias en cuánto a frenado.


Si no lo hacen correctamente se cristalización, además se puede recalentar el freno. Transmitir el concepto de prevención es lo más importante. Los conductores deben acudir a los chequeos de alineación y balanceado dos veces al año y, cada 5 000 kilómetros, revisar el sistema de frenos.

Fuente: ElComercio.com

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