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5 Razones que demuestran por qué no es necesario tener calificaciones escolares perfectas


Para mí, como para muchas otras personas, el tiempo de estudios en la universidad pasó con la firme convicción de que las calificaciones lo determinaban todo.

Tanto maestros como mis padres me repetían que un promedio alto me abriría todas las puertas del mundo. Un promedio alto supuestamente es la clave para tener una vida exitosa. Creía ciegamente en sus palabras...

Recuerdo el tiempo en el que me agotaba estudiando solo para recibir una nota alta en un examen.

Y me parecía que todo esto tenía sentido, pero ahora no me gustaría que mi hijo estudiara igual de esclavizado como lo hice yo hace tiempo.

Suena extraño pero explicaré mi punto de vista.


1. Nadie jamás me preguntó acerca de mis calificaciones escolares


Ningún empleador jamás se interesó por mis calificaciones de la universidad.

En ningún curriculum he visto el punto «notas escolares», pero todos sin excepción tienen un punto obligatorio: «experiencia laboral».

Lo más sorprendente es que mis habilidades para usar la computadora y mis logros deportivos me dan más «peso» a la hora de buscar empleo que las calificaciones perfectas.


2. Olvidé todo lo que había aprendido en la universidad


Mi memoria era única, me olvidaba de todo el material aprendido justo después de pasar el examen. La primera vez que fui a realizar las prácticas me di cuenta que en todos mis años de universidad no había aprendido nada.

Y, a pesar de que mis calificaciones indicaban todo lo contario, en mi cabeza todo estaba revuelto, solo se encontraban algunos pedazos de conocimientos que no sabía cómo y dónde aplicar.

Resultó que 5 años de estudios universitarios con notas perfectas no me daban ninguna ventaja sobre otras personas «menos» educadas.

Al final de cuentas, tan solo en los dos primeros meses de prácticas «conseguí» más conocimientos útiles y habilidades profesionales que en los 5 años que pasé buscando calificaciones perfectas. ¿Valió la pena esforzarme tanto todos esos años?


​3. Las notas perfectas perjudicaban mi salud


No soy de aquellas personas que todo lo aprende fácil y rápidamente. Para meter conocimientos en mi cabeza tenía que aprenderme de memoria todo el material. Antes de cada período de exámenes estudiaba 12-15 horas al día. Recuerdo cómo me quedaba dormido en la escuela y en el trasporte público porque siempre pasaba las noches en vela estudiando.

Debido a mi cansancio crónico, mi eficiencia se redujo, los conocimientos no se asentaban en mi cabeza, no tenía ánimos para hacer nada, el día pasaba como en una tiniebla.

Hoy me sorprendo por mi persistencia, determinación y esfuerzo; me obligaba a fuerzas a hacer lo que me provocaba náuseas. Por algún motivo creo que no hubiera podido repetir ese «logro» otra vez.

​4. No tenía tiempo para otras personas


En la universidad tuve muchas oportunidades de hacer amistades útiles. Pero no lo hice.

Los estudios ocupaban casi todo mi tiempo, no tenía tiempo ni siquiera para mis asuntos personales ni para encontrarme con mis amigos.

Quizá la oportunidad más valiosa que te ofrece la universidad es la red de amistades.

La universidad es un campo que te permite formar relaciones nuevas, poner a prueba tus habilidades y mantener las relaciones.

Noté lo siguiente: aquellas personas que solían ser el alma de la fiesta en sus años de estudio, hoy en día establecieron bien su vida. Entre ellos incluso hay un director ejecutivo, y apenas tiene 30 años de edad. De hecho, faltaba a muchas clases...

Si tuviera otra oportunidad, hubiera preferido enfocarme menos en los estudios y dedicarle más tiempo a los movimientos estudiantiles, eventos y fiestas. Y, sin ningún remordimiento, hubiera cambiado mi diploma «cum laude» por el título de «la persona más social».


​5. Todo lo que me trae ganancias ahora lo aprendí fuera de la universidad


Un aprendizaje eficiente solo es posible cuando sientes interés. La educación moderna lo mata, llenándote la cabeza de datos teoréticos que jamás aplicarás en la vida real.

A veces viendo programas de Discovery en una hora aprendo más cosas acerca de este mundo que en 15 años de estudio.

Así aprendí inglés en un año y medio cuando me sentí interesado. Aunque había «intentado» aprenderlo durante 8 años en la escuela y otros 5 en la universidad.

Aprendí a expresar mis pensamientos sobre el papel no en las clases de lenguaje y literatura sino publicando artículos en mi blog.


Estos son los consejos que le daré a mi hijo cuando vaya a la escuela:

  • La diferencia entre un 10 y un 8 (o A y B) es tan sutil que afectará tu vida seriamente. Pero para tener puros 10 (A), debes invertir mucho más tiempo y fuerzas. ¿Crees que vale la pena?

  • Pagas tus cuentas con tus habilidades, no con tus calificaciones en un pedazo de papel. Acumula la experiencia, no las notas. Cuanta más experiencia tengas en distintos campos, más valioso te vuelves.

  • Un diploma con notas perfectas no te dará ventajas tangibles, mientras tener a algunos conocidos influyentes, sí. Presta más atención a crear vínculos sociales y comunicarte con otras personas, ellas son las que podrán abrirte muchas puertas en este mundo, no solo tu diploma.

  • Dedícate solo a lo que tiene sentido para ti, no a lo que los demás esperan que hagas. Solo si algo te interesa, podrás lograr grandes éxitos en ese campo.

Sé que se trata de un tema muy serio y estoy seguro de que habrá personas que me apoyan y otras que no comparten mi punto de vista.

Autor: professionali

Fuente: Genial.Guru

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