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Especial Seguros 2016


Ecuador, territorio que acoge a más de 16 millones de habitantes, ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico, por su alta actividad sísmica, en la actualidad enfrenta los rezagos causados por el terremoto de 7.8 grados del pasado 16 de abril. Este incidente generó un debate a escala nacional: cual expertos, inversionistas y autoridades se preguntan si el país está realmente preparado para este tipo de eventualidades, y qué papel juegan las aseguradoras, no solo en el territorio ecuatoriano, sino en América Latina. De acuerdo con el último estudio publicado por Swiss Re, ‘La brecha de protección de daños en Latinoamérica’, el infraseguro de riesgos de daños es un reto permanente a escala global. Por ejemplo, en Centro y Sudamérica, la diferencia entre las pérdidas económicas totales y las pérdidas aseguradas se presentan como una problemática predominante, ya que a consecuencia del desarrollo económico y la creciente urbanización, el valor de los bienes expuestos a riesgo ha sobrepasado la compra de seguros en muchos países. Adicionalmente, la modelización de riesgos sísmicos presenta un aproximado de USD 6.900 millones de pérdidas totales estimadas por terremotos en ciertos países de riesgo. Además, alrededor de USD 6.100 millones, es decir, un 88% del estimado total, no estarían asegurados. Entre los países con mayor devastación económica tras la falta de aseguranza prevista a causas de terremotos, Ecuador se ubica en el segundo lugar con un aproximado del 0.486% de pérdida en el PIB, después de Japón y antes que Chile.

Patricio Salas Guzmán, Secretario Ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros, afirma que en menos de un año, los organismos aseguradores se han preparado para cuatro desastres naturales diferentes. “Hemos manejado nuestro método de protocolo en caso desastre con los volcanes Cotopaxi, Tunguragua y el Fenómeno del Niño, pero en abril vino un terremoto. En un país tan pequeño con una economía relativamente en desarrollo, se ha demostrando una vez más, la importancia de la prevención. Según Salas, tras el terremoto las aseguradoras han recibido 22.072 reclamos y hasta el 13 de junio de este año, se ha desembolsado USD 80’688.809.33 del monto ya indemnizado, eso significa siniestros ya indemnizados que han sido debidamente ajustados y pagados en virtud a liquidaciones en manera definitiva a los asegurados. “Las indemnizaciones comenzaron a pagarse desde esa misma semana que ocurrieron los percances. Pero este proceso es dinámico, los siniestros se pagan todos los días y las cifras cambian a diario”. Esto gracias a la liquidez de las primas o pólizas y a las reservas técnicas que están respaldadas en activos líquidos y solventes. A febrero de 2016, se estima que las reservas técnicas alcanzaban alrededor de USD 800 millones para hacer frente a cualquier desastre. Adicionalmente tras las normativas actuales una aseguradora no se puede responsabilizar más allá del 8% del total del capital pagado mínimo, con el fin de resguardar la estabilidad de la empresa y las pólizas de los asegurados, compartiendo de esta manera, por el exceso, la responsabilidad y el valor de las obligaciones con las reaseguradoras. Tras la catástrofe, Antonio Arosemena, Gerente General Latina Seguros, explica que el sector asegurador viene informando al público sobre el número de reclamos y el volumen de indemnizaciones que está pagando a efectos de concientizar la bondad y previsión que tiene el seguro como medio compensatorio y de preservación del patrimonio por hechos imprevistos o catastróficos. "Creemos que esto afianzará su difusión en la población y con ello la labor de las Compañías Aseguradoras y de los Asesores Productores de Seguros en la concienciación de la sociedad sobre la importancia de contar con un seguro que proteja a las personas y sus patrimonios". UN MERCADO QUE AVANZA

A pesar de que en Ecuador, el sector asegurador tiene más de 100 años de existencia y, actualmente, cuenta con 36 aseguradas registradas, la cultura de protección en el país todavía no alcanza su solidez a comparación de otros países de la región. Un ejemplo de ello, es Chile. Jorge Claude, Vicepresidente Ejecutivo de la Asociación de Aseguradores de Chile, describe el trabajo del sector asegurador para el manejo de las consecuencias del terremoto y tsunami vivido en 2010 como una verdadera epopeya. “Pese a las dificultades, logramos realizar un trabajo eficiente y rápido en beneficio de nuestros clientes. De hecho, nuestra industria ha recibido reconocimientos internacionales por el desempeño exhibido en esa catástrofe". Tras el desastre natural, las últimas cifras muestran que el costo total del terremoto de Chile fue de USD 6.325 millones. Esto es por debajo de los USD 10.000 millones que se estimaba originalmente gracias a que Chile cuenta con normas de construcción antisísmica de muy alto estándar, y eso hace que el mercado tenga más confianza frente a este tipo de riesgos. A diciembre de 2010 ya se había ajustado el 99% de los siniestros habitacionales, con indemnizaciones de más de USD 1.200 millones tras atender a 235.000 solicitudes de indemnización. Como efecto colateral, la cultura de seguros aumentó tras la catástrofe, ya que en 2015 había más del doble de pólizas vigentes que a diciembre de 2009. Como efecto dominó, Claude afirma que los seguros también aportan a la reactivación económica a través de sus inversiones, que en diciembre de 2015 ascendieron a USD 47.025 millones y equivalen al 21,2% del PIB. “Hoy los ciudadanos se aseguran cada vez más, en un país de 17 millones de habitantes, hay en general, 62 millones de pólizas contratadas. Con desgracias como el terremoto de 2010, quedó demostrado en la práctica, que es mejor estar protegidos para levantarse rápidamente y volver a las actividades productivas y al trabajo diario”.

Fuente: Revista Ekos

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