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Cuatro razones y una rutina para no olvidar su piel en estas vacaciones

En estos días todos queremos lucir nuestra piel, pero por cuenta de los viajes, los paseos y las actividades al aire libre no siempre la tratamos con el cuidado debido.

Consejos de expertas.

La piel es esa impronta que nos caracteriza y nos da un sello personal. La que nos cubre de pies a cabeza y nos protege de la luz, el calor, el frío y las infecciones. La que todos los días abrigamos con esmero y estilo, pero que siempre dejamos descubierta en el rostro para mostrar ante los demás nuestra mejor versión.


La misma que es objeto de investigaciones y estudios para tratar de conservarla linda y resplandeciente más allá de la juventud. La que inspira el desarrollo de cremas, lociones, sueros, tónicos y toda una gama de productos que representan una de las industrias más prósperas, con ventas por 445 billones en el mundo, si se combinan las casas de cosméticos y cuidado personal.


“Es el órgano más grande del cuerpo y el que nos pone en contacto directo con el mundo, que nos ayuda a sentir y experimentar”, dice la dermatóloga Lina Llanos que, como todos sus colegas, es una firme defensora de la importancia de preservarla y no solo para cumplir con los cánones de la vanidad. “Es una barrera que debe mantenerse intacta, para cumplir a cabalidad con su función protectora. Cuidarla adecuadamente nos permite mantenerla sana e hidratada”, insiste la especialista.


Estos son cuatro aspectos sobre la piel que la ayudarán a conocerla y protegerla mejor:


Si bien la piel es una sola y toda ella merece atención, es la del rostro y la del cuello la más delicada de todas y la que requiere de más cuidados y una protección permanente, añade la dermatóloga Aida Rojas.“La piel del rostro en general y del cuello en particular es delgada y, además, está expuesta constantemente al sol y a la contaminación. Por ejemplo, la zona de los párpados tiene la piel más delgada y delicada de todo el cuerpo y por eso allí se presentan más signos de envejecimiento como arrugas”, indica la especialista. Adicionalmente, cara y cuello están permanentemente expuestos a la radiación ultravioleta y a las agresiones del medio ambiente, como el viento, el calor, el polvo y la contaminación. “Además -agrega Lina Llanos- es la piel con la que manifestamos nuestros sentimientos y emociones. por esto es más probable que en ella se manifiesten tempranamente signos de la edad, como manchas, arrugas, pérdida de la elasticidad y líneas de expresión”.


La base de su cuidado está en el uso del protector solar, algo que los expertos recomiendan desde los 6 meses de edad y durante toda la vida. “Cuando llega la adolescencia y empieza ese estimulo hormonal que hace que la piel se vea grasa tanto en mujeres como en hombres, se debería consultar para conocer los productos de limpieza, cuidado y maquillaje adecuados para cada quien”, recomienda la dermatóloga Arenas. Sugiere empezar con el uso de cremas antienvejecimiento desde los 25 o 26 años o incluso desde la adolescencia. “Hay que empezar a usar las cremas y el protector antes de que sea necesario. Puede que en el momento no se vean los cambios, pero con el paso del tiempo si se compara con otra persona de la misma edad que nunca ha usado una crema, se verá la diferencia”, asegura. La consigna de los expertos es que una piel que ha sido cuidada tiene menos manchas y menos arrugas y, en general, es una piel que está menos envejecida. También que la rutina de cuidado es para toda la vida. “Así como uno se lava los dientes todos los días, así mismo debe usar bloqueador solar después del baño y cada dos horas, si es posible. Eso marcará la diferencia”, dice Arenas.


Aprenda a conocer su tipo de piel


En dermatología los tipos de piel se pueden clasificar de dos maneras: por su fototipo (o escala Fitzpatrick) y de acuerdo con sus características. Esta última clasificación es la más conocida y útil para elegir los productos de belleza y cuidado correctos, dice la dermatóloga Aida Rojas.


“Por ejemplo, si sufrimos de acné o dermatitis al usar cremas gruesas o bases espesas podemos empeorar todo o, por el contrario, si tenemos piel seca y usamos productos que disminuyan la grasita de la piel, la podemos sentir acartonada y desarrollar procesos de dermatitis”, cuenta la especialista que recomienda visitar un médico experto para un mejor diagnóstico.


Estos son los tipos de piel:


Normal: se caracteriza por poros finos, adecuada circulación, textura aterciopelada, suave y lisa, ausencia de impurezas y tono uniforme.


Seca: tiene una capacidad limitada para producir una adecuada capa lipídica, que le ayude a retener agua. Son pieles sensibles, con poca luminosidad y que tienden a envejecer tempranamente. Requieren de un cuidado especial, que incluya hidratantes en crema en la mañana y la noche y productos de cuidad básico de textura más oleosa y gruesa.


Grasa: al contrario de la piel seca, tiene sus glándulas con una actividad muy marcada. Son pieles de poros abiertos, brillantes y gruesas. Su grasitud puede estar asociada a genética, cambios hormonales, o al uso de algunos medicamentos, estrés o productos cosméticos muy oleosos como cremas o bases de maquillaje. Es propensa a sufrir de acné.


Mixta: se caracteriza por presentar grasitud y poros abiertos en la frente, la nariz y el mentón, en tanto que tiende a ser piel normal o seca en la zona de las mejillas.


RUTINA DE LIMPIEZA PARA TODAS

Adicionalmente, es clave aprender una buena rutina de limpieza, que se debe practicar todos los días, estemos de vacaciones o no, y que se puede resumir en los siguientes pasos:

  1. Una buena rutina empieza con una adecuada limpieza tanto en el día como en la noche. Se recomienda el uso de syndets (‘synthetic detergents’) que son limpiadores libres de jabón, que no alteran el pH de la piel y cumplen su función de barrera. Se encuentran en barra, gel o aceite.

  2. El segundo paso es la aplicación de antioxidantes, como la vitamina C, especialmente en suero, que son de absorción muy rápida y ayudan a la piel a eliminar radicales libres (desechos del metabolismo) y a mejorar la calidad del ADN (material genético).

  3. Esos antioxidantes, pueden estar o no asociados a otras sustancias que ayudan a mantener la adecuada hidratación de la piel. “Lo que quiere decir que el paso 2 de la mañana, puede estar o no asociado al paso 3, que consiste en la aplicación de cremas hidratantes y nutritivas, que cada vez son más cosméticas, ligeras y efectivas”, agrega Lina Llanos.

  4. El cuarto paso, fundamental dentro de la rutina, es el uso de protector solar que se recomienda mínimo con SPF 30 (factor de protección solar). Debe escogerse de acuerdo con el tipo de piel, siendo más ligeros y secos en pieles grasas o con tendencia acnéica, y más cremosos para pieles secas o maduras. Por su importancia, las casas de belleza han creado protectores solares con color, que dan efecto de maquillaje, así como polvos sueltos y compactos con SPF que va de 25 a 50.

  5. El uso de contorno de ojos es otro paso fundamental en la rutina, teniendo en cuenta que la piel de los párpados es muy delgada y tiende a deshidratarse fácilmente. Este paso se repite en la mañana y la noche.

FUENTE: revistadiners.com.co

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