Cómo saber si mis frenos están bien
Hemos hablado muchas veces de la importancia que tiene el mantenimiento en los vehículos. Elementos como las ruedas, el motor, los amortiguadores, la dirección, influyen en la conducción. Pero otro elemento vital para evitar riesgos y realizar una conducción segura son los frenos.
De hecho, pisar el pedal de freno se corresponde con nuestro primer reflejo cuando nos vemos envueltos en una situación de emergencia. Por ello, es de vital importancia que nuestro sistema de frenos sea el adecuado. Y no se trata solo del propio pedal, si no de todos los elementos que influyen en la frenada.
¿Qué puede fallar en mis frenos?
Los fallos en los frenos pueden ser a causa de varios aspectos:
Un mantenimiento inadecuado o poco frecuente.
Desgastes de nuestras pastillas de freno.
Niveles bajos de líquido de frenos.
Daños no detectados producidos en el momento de la conducción.
La solución en este caso pasa obligatoriamente por prestar más atención a los frenos. Del mismo modo que revisamos el cambio de aceite, el cambio de luces o cambiamos nuestros neumáticos cuando éstos fallan, debemos preocuparnos por nuestro sistema de frenos, revisarlo regularmente y por supuesto poner solución en aquellos aspectos que no funcionan correctamente.
Síntomas de que mis frenos fallan
Si en el momento de conducir, detectas alguno de estos problemas, es señal de que tus frenos no funcionan como es debido.
Sensación irregular: Si nos damos cuenta de que por activar nuestros frenos, nuestro vehículo tiende a desplazarse ligeramente, significa que nuestros frenos pueden no estar bien ajustados, que las pastillas de freno están desgastadas o que hemos sufrido una pérdida de nuestro líquido de frenos. Cuando esto sucede debemos acudir inmediatamente al taller puesto que significará que podemos perder el control del vehículo en cualquier momento.
Sonidos raros: Seguro que alguna vez has escuchado una especie de chirrido cuando has pisado el freno o cuando algún otro conductor lo ha hecho. Esto denota de un posible desgaste de nuestras pastillas de freno o una falta de lubricación en los mismos. En cualquier caso, el problema es más grave de lo que pueda parecer. De hecho, si el cáliper (lo que protege las pastillas y pistones de freno) y el disco de freno se tocan, podrían llegar a romperse, algo que en el momento de la conducción puede ser muy peligroso. Para saber si el problema de tus frenos ha llegado a ese punto deberás fijarte en la dirección. Si notas ciertas vibraciones en el volante y en el momento de frenar, significa que algo va mal.
Distancia de frenado más larga: Un síntoma claro de que tus frenos no funcionan es cuando el freno no responde con inmediatez, posiblemente debido a un desgaste de las pastillas de freno. Una situación muy delicada si tienes que realizar una frenada de emergencia. Recuerda además que a más velocidad mayor tiempo de reacción y mayor distancia de frenado. En estos casos, lo que puede salvarte de un accidente son unos frenos que funcionen rápidamente.
Luces del información: Muchos vehículos disponen de tecnología más avanzada que tiende a indicarte cualquier posible fallo en los sistemas de seguridad del vehículo. Ya sea en la presión de las ruedas, el sistema de iluminación o incluso en los frenos. Sin embargo, algunos otros coches no disponen de estas ventajas por lo que tenemos que estar más pendientes.
Olor a quemado: Siempre que olamos a quemado debemos preocuparnos de que algún elemento se haya sobrecargado. En algunos casos puede tratarse del embrague, pero en muchos otros de los frenos. En estos casos, lo mejor es detenerse, asegurar los frenos y por supuesto esperar a que uno u otro se enfríen, para que el líquido de frenos no se caliente en exceso. De hecho si observas humo en alguna de las ruedas puede significar que el cáliper de freno esté atascado, por lo que es mejor no seguir circulando.
FUENTE: www.seguridad-vial.net
